La semana pasada 12 instituciones financieras recortaron su estimación
Ante la persistencia de dificultades macroeconómicas vinculadas al precio del petróleo y la inestabilidad social, el Banco de México recortó el intervalo de crecimiento esperado para el 2015 y el 2016. Para este año, deslizó hasta 2.5% el piso de su previsión de crecimiento y dejó el techo en 3.5%, desde un rango previo de entre 3 y 4 por ciento.
Al presentar el Informe Trimestral de Inflación del último trimestre del 2014, el gobernador Agustín Carstens se fundamentó en el precio de los futuros del petróleo para advertir que la cotización se mantendrá por debajo de lo registrado en el verano pasado “por varios años”.
En consecuencia, y en espera de una “reingeniería de la estructura del gasto público para el 2016”, anticipa que la tasa de crecimiento del PIB se ubicará entre 2.9 y 3.9 por ciento. Este intervalo está por debajo del que tenían previamente, de entre 3.2 y 4.2 por ciento. El banquero explicó que hay más factores de riesgo que podrían llevar al crecimiento a un rango menor al estimado, de los que podrían mejorar el desempeño económico.
Los que apuntan a la baja son el menor crecimiento de la economía mundial, la intensificación de la volatilidad e incertidumbre de los mercados financieros, una disminución adicional del precio del petróleo, de su plataforma de producción y el deterioro del ambiente social que afecte a las decisiones de inversión. Y “el impacto marginal de la consolidación fiscal”.
La semana pasada, la encuesta de Banamex mostró que 12 entidades financieras ajustaron su expectativa de crecimiento para este año de 3.36 esperado a finales de enero a 3.20%, en promedio.
De acuerdo con el banco central los dos elementos que podrían acelerar la actividad económica son la mejora en las perspectivas de los inversionistas acerca de México, por la implementación de las reformas, y un mayor dinamismo de la economía de Estados Unidos.
Inflación en 3%
La Junta de Gobierno sostuvo que la inflación se mantendrá en cerca de 3% y que incluso la subyacente, que no incluye los precios volátiles, quedará por debajo de dicho nivel. Esto, como resultado de la reducción no anticipada de las tarifas eléctricas ordinarias, así como una disminución de magnitud mayor en los servicios de telecomunicaciones y la persistencia de precios bajos del petróleo.
Tasas, a expensas de inflación
Cuestionado sobre el rumbo que tomará la política de objetivos de las tasas en México, actualmente en 3%, dijo que dependerá de la tendencia que marque la inflación y su impacto en el mandato constitucional del Banco de México.
Reconoció que la decisión de la Reserva Federal para comenzar la normalización de tasas será un determinante a analizar en el banco central; sin embargo, recordó que está en manos de la Fed el momento en que asumirá la primer alza de su tasa.
La tasa de la Fed se mantiene en 0.25% desde diciembre del 2008 y el mercado espera un primer aumento de la misma para mediados del año. Analistas esperan que el Banco de México se anticipe al movimiento, pero juegan en contra de la decisión la expectativa de inflación a la baja y la “holgura” que sigue mostrando la economía.
Se debe hacer una reingeniería del gasto público: Banco de México
El Banco de México sostiene que para el 2016 se requiere una revisión integral de la estructura del gasto público, de manera que se facilite un ajuste ante el menor precio del petróleo que prevalecerá en los años por venir.
Al interior del Informe Trimestral de Inflación correspondiente al periodo de octubre a diciembre del 2014, se detalla que “la caída abrupta de los precios del petróleo y la expectativa de que no se recuperen por un periodo prolongado (…) hacen necesario realizar un ajuste fiscal con un enfoque estructural”.
En un apartado especial del informe, titulado “Medidas de responsabilidad fiscal”, refieren que “los ingresos petroleros menores” motivarán que el proceso de elaboración del presupuesto federal “deje de hacerse de manera inercial y en el 2016 parta de una “base cero”.
“El presupuesto base cero consistiría en evaluar cada uno de los renglones del gasto, partiendo siempre de cero. Es decir, se elaboraría como si fuera el primer presupuesto que realiza el gobierno y se evaluaría y justificaría el monto y necesidad de cada rubro sin utilizar referencias de los años anteriores”, relatan.
Lo anterior “implicará una reingeniería del gasto público, dado el carácter inercial que el PEF ha mostrado en los últimos años”.
Se buscará eliminar duplicidad en funciones y estructuras, así como priorizar los proyectos de inversión con más impacto social y económico para hacer más eficiente el gasto.