- ¿Qué es el cáncer de mama?
La mama es una glándula constituida por el tejido mamario propiamente dicho (que está formado por lóbulos) y unos tejidos de soporte llamados conjuntivo y grasa. La leche es producida en los lóbulos del tejido mamario y conducida por unos conductos hasta su salida por el pezón.
El cáncer de mama es un tumor maligno que se desarrolla en este tejido mamario (aunque pueden existir tumores en los tejidos de soporte, pero no son verdaderos cánceres de mama). Si el tumor está contenido en el lóbulo y los conductos, se llama «in situ» o no invasivo. Si las células tumorales salen fuera de los conductos y lóbulos el tumor será invasivo.
- Frecuencia del cáncer de mama
Es el cáncer más frecuente entre las mujeres y afecta aproximadamente a un millón de mujeres en todo el mundo. Es el tumor maligno que más muertes ocasiona entre las mujeres en España. Su incidencia en nuestro país es de unos 46 casos por cada 100.000 habitantes, y mayor de 15.000 casos/año (se calcula que una de cada 11-12 mujeres desarrollará un cáncer de mama). A pesar de estas cifras, España es el segundo país de la Unión Europea con la incidencia más baja de cáncer de mama. En varones también puede darse este tumor, aunque sus incidencias son muchísimo más bajas (es un cáncer raro en varones): menor del 1%. La tasa de curación oscila en torno al 60%.
- Edad
La incidencia aumenta con la edad y se duplica cada 10 años hasta la menopausia. Las edades con mayor incidencia: 45-60 años. El 75% de los cánceres de mama se dan en mujeres mayores de 40 años. Se estima como factor de riesgo la edad superior a los 50 años. Esto no quiere decir que el cáncer de mama no se dé en mujeres jóvenes, pero es mucho menos frecuente.
- Variación geográfica
Es menos frecuente en países asiáticos (China, Japón), y más frecuente en los países industrializados occidentales. Dentro de estos últimos, es menos frecuente en los países latinos o mediterráneos (España, Italia, Grecia), que en los países anglosajones o nórdicos.
Estudios en mujeres japonesas que emigraron a Estados Unidos muestran que la frecuencia de cáncer de mama en estas mujeres se eleva hasta acercarse a las del país americano en una o dos generaciones. Esto indica una posible relación de los factores medioambientales y del tipo de vida con el cáncer de mama.
- Factores reproductivos, embarazos
Las mujeres con una primera menstruación a una edad temprana y una menopausia tardía tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de mama. Una menopausia después de los 55 años confiere el doble de probabilidad de desarrollar cáncer de mama que las mujeres con menopausia antes de los 45 años de edad.
La incidencia de esta enfermedad es mayor en mujeres que no han tenido hijos y en las que el primer embarazo se produce de forma tardía. Se estima que el riesgo de cáncer de mama en mujeres que tuvieron su primer hijo después de los 30 años es casi el doble de las que lo tuvieron antes de los 20. El grupo de mayor riesgo es el de las mujeres que tuvieron el primer hijo después de los 35 años.
- Herencia
Se calcula que hasta un 10% de los cánceres de mama son hereditarios. Este factor hereditario puede transmitirse por ambos padres, y algunos miembros de la familia pueden transmitir el gen alterado sin que ellos mismos desarrollen el cáncer. No son conocidos con exactitud el conjunto de genes implicados en el cáncer de mama, pero sí se han identificado algunos que juegan papel importante en este tipo de tumores como el gen BRCA.
- Enfermedades anteriores de la mama
Sólo la denominada hiperplasia epitelial atípica de la mama parece aumentar el riesgo de cáncer de mama en mujeres que la hayan tenido previamente.
- Radiaciones
Las denominadas radiaciones ionizantes son causa conocida del desarrollo de cáncer de mama. Esta relación se basa en estudios realizados a mediados de siglo con mujeres o chicas adolescentes que habían recibido radiaciones en el tórax por exposiciones repetidas a los rayos X como método diagnóstico o de tratamiento. El riesgo de desarrollar el tumor depende de la edad a la que recibieron la radiación, la dosis recibida en cada exposición a los rayos y el número de veces que estuvieron expuestas (la dosis total).
- Forma de vida
Son continuos los estudios que se realizan sobre el cáncer de mama y la adquisición de grasas en la dieta de las personas. Algunos indican que el aceite de oliva (la dieta mediterránea) ayuda a disminuir el riesgo de desarrollar el tumor; sin embargo, son factores que aún necesitan más estudios y a más largo plazo. Últimamente, la vía de investigación se está centrando en el consumo de soja como protector frente al cáncer de mama.
- El sobrepeso
El sobrepeso está asociado con un aumento de riesgo en mujeres postmenopáusicas (hasta el doble de riesgo que las no obesas).
- El alcohol
El alcohol no parece ser un factor claro en el desarrollo de cáncer de mama, aunque algunos trabajos lo relacionan de forma poco consistente. Sí puede tener mayor influencia el tabaco, sobre todo en los casos de mujeres más jóvenes en las que no suele ser frecuente el cáncer de mama, y sin embargo lo presentan.
- Hormonas
Existen grandes controversias sobre si el consumo de anticonceptivos orales aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama. Los grandes estudios realizados no logran ponerse de acuerdo de una forma definitiva. Como orientación, podemos decir que se ha descrito un riesgo algo superior en las personas que toman estas medicaciones, pero que dicho riesgo es muy pequeño.
- Terapia Hormonal Sustitutiva
Otros preparados hormonales que toman las mujeres componen lo que se llama Terapia Hormonal Sustitutiva (THS). Son hormonas que se administran a las mujeres menopáusicas para aliviar los síntomas que se producen en este período. Con estas hormonas nos encontramos en la misma situación que con los anticonceptivos orales: los estudios que surgen dan datos muy diferentes, y no permiten aclarar en un cien por cien si este tratamiento es un factor de riesgo para el cáncer de mama o no.
Podemos decir como norma general que las pruebas que poseemos actualmente sugieren que la THS no aumenta la mortalidad por cáncer de mama, aunque no se puede descartar taxativamente para todas las mujeres un incremento leve del riesgo de padecer la enfermedad por este tratamiento.
- ¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar cáncer de mama? Bulto en el pecho
En algunos casos, el primer síntoma consiste en la aparición de un bulto en el pecho. Lo primero que debemos tener en cuenta, para no asustarnos es que no todos los bultos o nódulos que aparecen en el pecho son un cáncer de mama. La mujer lo nota al asearse, en la ducha, o al ponerse alguna prenda que roce con el bulto.
- Cambios en la piel
En ocasiones, la mujer nota un cambio de forma en la piel de una zona del pecho, con depresiones o arrugas, que va cambiando con el tiempo. En casos avanzados, puede adquirir el aspecto de la piel de una naranja. A veces esta zona o el pecho entero puede enrojecerse, aumentar de tamaño (inflamarse).
- Cambios en la piel del pezón
También puede notar cambios en la piel del pezón, que se introduzca hacia el interior de la mama, que se erosione o descame (pierda piel, se pele), o que haya secreciones por el mismo, tanto con aspecto lechoso, acuoso, o con sangre.
- Afectación de los ganglios de la axila
Otro signo que puede aparecer es el que deja la afectación de los ganglios de la axila, generalmente de la mama afectada: puede aparecer uno o varios bultos, que no son sino los ganglios que se han engrosado por efecto del tumor.
- ¿Cuáles son los síntomas del cáncer de mama?
En las fases iniciales de la enfermedad, las mujeres no experimentan ningún tipo de síntomas ni molestias aparentes. Por eso, muchos de los cánceres de mama que se diagnostican actualmente, lo son en mujeres que acuden a revisiones médicas rutinarias, o en programas de cribaje de cáncer de mama.
- Examen físico
Consiste en una primera exploración, tanto general como de ambos pechos, axilas y cuello. Con ello se consigue determinar algún nódulo en las mamas o ganglios en las axilas.
- Mamografías
Podemos decir que son las radiografías de las mamas. Posiblemente es la mejor prueba para el estudio de estas glándulas. Identifican zonas anormales en el pecho, pero que no siempre han de ser cáncer de mama. Puede dar una orientación sobre la benignidad o malignidad de estas zonas anormales, pero no una seguridad completa. En mujeres jóvenes las mamografías no suelen ser muy aclarativas, debido a la diferente densidad de la mama de estas mujeres respecto a otras de mayor edad; por este motivo no es necesario ni útil practicar mamografías de rutina a este grupo de mujeres jóvenes.
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