El aseo frecuente de la piel destruye las barreras protectoras como son el manto ácido, hidro-lipídico y corneo, lo cual rompe el mito de las de personas que creen que entre más limpios, más protegidos están contra las bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que atacan la piel; pero lo que ocurre es lo contrario. Es más fácil que éstos penetren en una piel limpia que en una que no lo esté.
La temperatura del agua debe ser de fresca a tibia, no de tibia a caliente ni a una temperatura tan alta que exhale vapor y empaña los vidrios del baño, porque a con el tiempo causa cierta flacidez, resequedad en la piel y, posteriormente, sobreviene el prurito, explica el dermatólogo colombiano José Raúl González
Las personas que acostumbran bañarse dos veces al día deben hacer un baño principal y otro secundario. El principal debe ser el de la tarde o de noche, porque se ha estado en actividad todo el día en el trabajo o en el hogar, se ha sudado y estado en contacto con el smog o suciedad de la calle y además de que proporciona cierto grado de relajamiento.
El baño secundario sería por la mañana y debe ser más rápido porque se tiene menos tiempo y porque se viene de un área limpia como es el dormitorio.
Preferir jabones en barra que en gel líquido. Los geles tienden a tener más perfumes y entre menos químicos tenga un jabón, se reducen las posibilidades de que produzca alergia.
A la hora de escoger un jabón de barra, este debe ser suave, cremoso, sin perfume y, preferiblemente, de color blanco. Si la piel está muy sensible, por diferentes causas, es preferible el uso de los jabones como los de avena, de miel y de glicerina y de aceite de maní.