Devon Lawrence apiló cuidadosamente ladrillos en el mechero de su estufa y encendió la llama azul, creando una especie de radiador que calentó la fría habitación.

Su casa de dos pisos en la sección Far Rockaway de Queens no ha tenido calefacción desde que las aguas de la supertormenta Sandy destruyeron el quemador de aceite en el sótano. Ahora crece moho en la planta superior porque la casa ha estado fría y húmeda demasiado tiempo.

Damnificados por la tormenta Sandy siguen esperando ayuda
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Lawrence se despierta cada mañana para calentar los ladrillos y encender un ca- lefón de queroseno mientras su madre, de 75 años, espera sentada en la cama abrigada con gorro y guantes.

“Así no se congela ella”, dice Lawrence, un ex militar del ejército que estuvo en Afga-nistán e Irak.

Tres meses después del impacto de Sandy, miles de damnificados por la supertormenta en Nueva York y Nueva Jersey siguen en el limbo esperando ayuda, desde la calefacción, hasta el pago de aseguradoras y préstamos. En términos generales, esperan que su vida regrese a la normalidad.

Aunque el Congreso aprobó un paquete de ayuda de emergencia por 50.500 millones de dólares el lunes, muchos opinan que la reconstrucción ha sido complicada debido a la burocracia. Algunas personas siguen viviendo en casas enmohecidas, mientras otras tratan desesperadamente de persuadir a la ciudad para que demuela sus viviendas. Los inmigrantes que residen sin permiso en el país no están en condiciones de recibir ayuda federal y están bata- llando para salir adelante. Los pequeños negocios siguen cerrados en vecindarios donde parece que ya nadie compra.

Las autoridades federales dicen que entienden la frustración y que están trabajando tan rápido como pueden para compensar a la gente por sus pérdidas y para reconstruir las zonas afectadas.