La vida siempre nos da sorpresas, a medida que la vivimos nos va poniendo a prueba, con buenas o malas experiencias y vivencias, y durante ese transitar sin darnos cuenta iniciamos una dura batalla, la de vivir y sobrevivir.
Si bien cada uno elige la manera de hacerlo, pero lo que no podemos elegir ni conocer es que y cuando nos espera el final, y como llegaremos al mismo, todos soñamos con llegar a la tercera edad íntegros, rodeados de afectos y de la mano de la persona que elegimos para recorrer juntos ese camino.
Cuando estamos a la mitad de nuestro recorrido y perdemos a ese ser amado a ese compañero que por cuestiones del destino nos abandona y jamás sabremos el porqué, siempre con un gran dolor preguntándonos como continuar y si va a ser posible hacerlo.
Como siempre la vida sigue, el tiempo cura las heridas, llegamos a esa edad de soledad, de haber dejado atrás una vida de compañía que ya no la tenemos, es en ese momento en que sin pensarlo siquiera conocemos a una persona, que seguramente habrá tenido un destino similar, y comienza una relación que ya habíamos olvidado, iniciar el día con un propósito alguien a quien saludar, con quien compartir una comida un té y muchas cosas más.
Lo más hermoso del mundo es volver a sentir esa sensación de amor, que solo las miradas pueden dar fe, revivir sin culpas esos detalles ya olvidados, tomar esa mano firme y segura para iniciar juntos un nuevo camino, una nueva experiencia, y agradecer la oportunidad que nos da la vida de seguir adelante de volver a sentir amor , de sentir el corazón joven aunque nuestro cuerpo ya no lo sea y sin culpas ni reproches tener nuevamente la compañía que nuestro corazón pedía a gritos para volver a latir como muchos años atrás lo hacía.
LUCIA ELENA ALTAR