Mesa de Redacción Miniondas/FarándulaUSA
El Papa Francisco de visita en lugares simbólicos de México desde el viernes pasado hasta el próximo miércoles donde desde Chiapas a Ciudad Juárez donde confronta los mayores males de México, desde la violencia, la pobreza y la migración. Ayer lunes estuvo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde visitó la tumba del Obispo Samuel Ruiz y la zona indígena zapatista; hoy martes viaja a Ciudad Juárez, centro neurálgico de la violencia en México, los feminicidios y el traspaso fronterizo entre México y Estados Unidos
Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, llegó a San Cristóbal de las Casas donde oficia una misa en lengua indígena y recibe de manos de los indígenas una Biblia y un Nuevo Testamento en tzotzil y tzetzal. También se le ofrece una danza ritual de parte de los indígenas. La homilía en San Cristóbal y los ritos posteriores (en tzotzil, tzetzal y chol) son un ejemplo claro del sincretismo religioso en México.
Es el México profundo, el México indígena dejado a su suerte en la marginación y el abandono social, que le hizo declarar, dirigiéndose al mundo indígena: «¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita». Y sentenció: «muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad».
Luego se lanzó a la defensa del medio ambiente indígena: «Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia. El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos y nos interpelan. Entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto”.
El Papa citó al Popol Vuh, extrayendo unas líneas de las narraciones míticas, legendarias e históricas del pueblo k’iche’, el pueblo maya: «El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol». En México existen más de 68 lenguas indígenas y algunas están en peligro de extinción.
«Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma, así comenzaba el salmo que hemos escuchado. La ley del Señor es perfecta; y el salmista se encarga de enumerar todo lo que esa ley genera al que la escucha y la sigue: reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, es luz para alumbrar el camino.
«Esa es la ley que el Pueblo de Israel había recibido de mano de Moisés, una ley que ayudaría al Pueblo de Dios a vivir en la libertad a la que habían sido llamados. Ley que quería ser luz para sus pasos y acompañar el peregrinar de su Pueblo. Un Pueblo que había experimentado la esclavitud y el despotismo del Faraón, que había experimentado el sufrimiento y el maltrato hasta que Dios dice basta, hasta que Dios dice: ¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia (cf. Ex 3,9).
«Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos; y su Palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad, símbolo de alegría, de sabiduría y de luz. Experiencia, realidad que encuentra eco en esa expresión que nace de la sabiduría acunada en estas tierras desde tiempos lejanos, y que reza en el Popol Vuh de la siguiente manera: El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol (33). El alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia».
Fuente: Servicios Miniondas/FarándulaUSA, Democracy Now!, El País, La Jornada, bbc, Et. Alius.
Foto: Sitio Oficial Vaticano – L’Osservatore Romano