El actor mexicano Rafael Amaya interpreta a un hombre maquiavélico al que temen
Rafael Amaya es un actor que no necesita pensarlo dos veces antes de aceptar un papel controversial. Cuando en el 2010 interpretó a Julián García en Alguien te mira, para la cadena Telemundo, su enigmática sonrisa quedó grabada en el recuerdo de miles de televidentes que siguieron su transformación de un dulce médico enamorado a un psicópata asesino. Ahora, el actor nacido en Hermosillo, México, vuelve con un personaje de ficción cuyas características parecen haber sido tomadas de los más crueles líderes del narcotráfico de su país.
Amaya interpreta a Aurelio Casillas en la nueva producción original de Telemundo El Señor de los Cielos, que actualmente se rueda en México. El personaje es un importante narcotraficante, nacido en Guamuchilito, Sinaloa, en el seno de una humilde familia y en un ambiente rodeado de sembradíos de marihuana y amapola. Con el tiempo, Casillas adquiere tanto poder, que cuando alguien le preguntó si quería ser presidente, respondió que no, porque para él eso significaría descender de estatus.
Amaya expresa su satisfacción con los resultados. “Me siento muy a gusto con este personaje”, dice. “Estoy muy comprometido con mi papel y siento que cada día me sorprende porque tiene muchas dimensiones. Dado su origen humilde y el inmenso poder que acapara es un hombre muy impredecible, lleno de contradicciones y matices”.
El actor asegura que disfruta mucho interpretar personajes complejos, como el psicópata de Alguien te mira o el Güero Dávila, el piloto que se enamora de Teresa Mendoza, interpretada por Kate del Castillo, en La Reina del Sur. “Me gusta interpretarlos, porque no son personajes extremos, tienen perfiles diferentes, fuera de lo común”, explica.
“Aurelio Casillas es el jefe de una mafia, que pasa todo el tiempo pensando en sus negocios”, agrega. “Pero es un hombre extremadamente inteligente y que protege a su familia ante todo. Su principal preocupación es que no les falte nada y se cuida para ellos”.
Amaya comenzó su carrera de adolescente, tomando clases de teatro y música, hasta que terminó sus estudios de secundaria y se mudó a San Diego, California, donde hizo sus estudios universitarios. A su regreso a México, se dedicó a la música con el grupo Almalafa y probó suerte como modelo. Luego entró al Centro de Formación Artística de Televisa y fue seleccionado para formar parte del grupo Garibaldi. La casa en la playa, en el 2000, y Sin pecado concebido, en el 2001, fueron sus primeros trabajos en telenovelas, y desde ese momento su carrera ha incluido títulos en televisión y cine, tanto en español como en inglés.
“No tengo una preferencia entre el cine o la televisión, ni por el idioma”, asegura Amaya. “Para mí, todo se reduce a una sola cosa, a hacer tu trabajo con veracidad y con pasión, sin importar el género. Siempre tiene que existir la misma pasión, la verdad con la que haces las cosas, la disciplina”.