¿Es culpable o inocente?

Esta semana se cumplen tres años de un incidente que tiene a un joven latino de 18 años, Jesús Arturo Aguirre, en una prisión estatal enfrentando cadena perpetua por un crimen que, el joven y varios testigos incluída la víctima, afirman que no cometió.

El trece de marzo de 2010, el joven Ramón Magaña de Buena Park recibió una agresión con un arma de perdigones, que aunque no puso en peligro su vidasegún reportes médicos del caso citados por la familia Aguirre- le causó lesiones leves y moretones. El joven agredido no presentó cargos en contra de su agresor.

Sin embrago, Jesús Arturo Aguirre, entonces de 16 años de edad, fue arrestado con relación a este delito por oficiales del Departamento de Policía de Buena Park, con cargos de intento de homicidio y de pertenecer a la pandilla Eastside Buena Park

Sus padres, Jesús Aguirre y Silvia Girón, quienes desde entonces han estado luchando por la libertad de su hijo a contracorriente de un sistema judicial adverso, aseve-ran que durante el caso en la Corte de Orange County en Santa Ana, el joven Jesús Aguirre fue «clasificado» como pandillero, a pesar de que «no tiene anteceden- tes pandilleriles, ni récord de haber cometido delitos previos», dijo a Miniondas Jesús Aguirre padre.

Irregularidades en el juicio

Varios hechos relacionados con el caso levantan serias sospechas de que el joven Jesús Arturo no tuvo un juicio justo. Los más evidentes de ellos son haber sido juzgado como adulto en un hecho ocurrido cuando el joven tenía apenas 16 años de edad, y haber recibido una sentencia demasiado alta, cadena perpetua, en un caso en el que no hubo sangre ni personas fallecidas.

Otros elementos del juicio como la composición del jurado, conformado mayormente por hombres y mujeres caucásicos de edad avanzada y  residentes del sur del condado; un fiscal que durante el juicio pre- dibuja un perfil tratando al joven de pandillero pidiendo prisión de por vida aún cuando  no   existen   antecedentes penales, y una pobre defensoría pública, son causas que llevan a la familia Aguirre a pedir un nuevo juicio o a que la Corte desestime el caso.

Con tan severa sentencia, Jesús Arturo Aguirre es la persona en Estados Unidos que recibe la sentencia más alta por el cargo de ser miembro de una pandilla. «La violencia de las pandillas en este condado me deja atónito. No es su culpa. Es culpa de su hijo», dijo el juez Froeber ese 6 de abril de 2012 al dirigirse a los padres de Jesús Arturo, «la actividad pandilleril es una actividad sin provecho que la sociedad no tolerará, y yo no la tolero», dijo al dictar sentencia.

Aún así todavía más hechos del caso señalan fuertes dudas sobre la culpabilidad de Jesús Arturo, que tanto la fiscalía, el jurado y el juez debieron haber tenido en cuenta al momento de dar su veredicto, dicen los padres del joven: La víctima y testigos presenciales declararon en corte que Jesús Arturo no se hallaba presente en el lugar y momento de la agresión a Ramón Magaña.

Además, «el ADN y huellas digitales tomadas en la escena del crimen» no coinciden con las de Jesús Arturo y tampoco «fue encontrada el arma agresora», dice la familia Aguirre que apela a la solidaridad del público para unirse a la causa de liberar a Jesús Arturo Aguirre firmando una petición por un nuevo juicio en: www.change.org/petitions/re-trial-for-jesus-a-aguirre