Salvador Sánchez Cerén es el nuevo mandatario
Agencias yMiniondas
Con el 100 por ciento de las actas escrutadas en el recuento preliminar, y comenzado ya el conteo definitivo de los votos, el FMLN mantenía su estrecho margen de ventaja en la segunda vuelta de los comicios presidenciales.
Dado el equilibrado e inesperado desenlace de estas elecciones, las autoridades electorales salvadoreñas han pedido prudencia a los partidos políticos, sobre todo en lo que respecta a la proclama anticipada de victoria.
Pero independientemente de los resultados definitivos, es posible identificar ya factores que marcarán el devenir político salvadoreño en los próximos años. Uno es la estabilidad del FMLN como fuerza política en el país.
“Lo que más ha favorecido al FMLN en la evaluación de los electores son los programas sociales que ha llevado a cabo en este periodo”, dice en entrevista con DW la directora de la Fundación Heinrich Böll en El Salvador, Lorena Argueta.
Otro elemento importante es que se fue desvaneciendo en los pasados cinco años la impresión de que el FMLN podía establecer un gobierno de tipo socialista como en Cuba o en Venezuela. “En El Salvador la gente fue generando confianza en un gobierno de izquierda”, agrega la especialista.
Los programas sociales impulsados por el gobierno del FMLN en el pasado lustro fueron apoyados por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, o ALBA.
“Aunque aquí hay que separar”, dice Argueta. “ALBA no ha hecho alianzas con el gobierno en sí. Se maneja como una empresa de economía mixta en la que participa no el FMLN, pero sí sus dirigentes. Los programas sociales del gobierno nacional y del ALBA se han manejado de manera separada”, señala.
Algunos de estos programas sociales consisten en el otorgamiento de alimentos para escolares o apoyos económicos de 50 dólares mensuales a personas de la tercera edad en extrema pobreza.