DALLAS, 17 de junio del 2019 – Según una nueva investigación de la revista Hypertension de la American Heart Association que buscaba encontrar nuevos tratamientos para retardar la progresión de la enfermedad de Alzheimer, se descubrió que el fármaco para la presión arterial nilvadipina aumentaba el flujo sanguíneo a la memoria y centro de aprendizaje del cerebro sin que afectase a otras partes del cerebro.
Estos resultados indican que la conocida disminución en el flujo sanguíneo cerebral en pacientes con Alzheimer se puede revertir en ciertas regiones. Sin embargo, los autores señalan que una interrogante importante es si este aumento observado en el flujo sanguíneo del cerebro se traduce en beneficios clínicos.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más habitual de demencia. El riesgo de desarrollar la enfermedad se incrementa con la edad y las causas son desconocidas en buena medida. Algunas investigaciones anteriores han puesto de manifiesto que el flujo sanguíneo al cerebro disminuye en la fase inicial de la enfermedad de Alzheimer.
La nilvadipina es un calcioantagonista que se utiliza para el tratamiento de la hipertensión arterial. Los investigadores pretendían descubrir si la nilvadipina podría ayudar a tratar la enfermedad de Alzheimer comparando el uso de nilvadipina y de placebo entre personas con Alzheimer de leve a moderado. Asignaron aleatoriamente 44 participantes para recibir nilvadipina o placebo durante seis meses. Los investigadores y los participantes desconocían quién recibía el fármaco o el placebo, que se repartieron equitativamente entre los dos grupos. Al inicio del estudio y tras seis meses, los investigadores midieron el flujo sanguíneo en regiones específicas del cerebro con una técnica exclusiva de resonancia magnética (RM).
Los resultados pusieron de manifiesto que el flujo sanguíneo al hipocampo (la memoria y centro de aprendizaje del cerebro) aumentó en un 20% entre el grupo de nilvadipina en comparación con el de placebo. El flujo sanguíneo a otras regiones cerebrales no experimentó ningún cambio en ninguno de los dos grupos.
“Este tratamiento de la hipertensión arterial resulta prometedor, ya que no parece disminuir el flujo sanguíneo al cerebro, lo que podría ser más perjudicial que beneficioso”, manifestó el autor principal del estudio, el doctor Jurgen Claassen, profesor titular del Centro Médico Universitario de Radboud en Nijmegen, Países Bajos. “Aunque no existe un tratamiento médico que no implique riesgos, conseguir un tratamiento para la hipertensión arterial podría ser importante para mantener la salud cerebral en pacientes con la enfermedad de Alzheimer”.
Los investigadores observan que el tamaño de las muestras fue insuficiente y el tiempo de seguimiento demasiado breve para estudiar de forma confiable los efectos de este aumento del flujo sanguíneo cerebral en las mediciones cognitivas y estructurales del cerebro.
Los participantes del estudio se seleccionaron entre el 2013 y el 2015 como parte de un proyecto de investigación más amplio que comparaba la nilvadipina con placebo entre más de 500 personas con Alzheimer de leve a moderado (media de 73 años, en la que las mujeres representaban más de la mitad de los participantes y la mayoría eran de raza blanca).
En dicho proyecto más amplio, no se midieron los efectos sobre el flujo sanguíneo cerebral. En general, no se observó ninguno beneficio clínico con el uso de la nilvadipina. Sin embargo, en un subgrupo de pacientes solo con síntomas leves de la enfermedad sí se manifestaron beneficios, en el sentido de un deterioro de la memoria más lento.
Algunos estudios anteriores señalaron que el tratamiento de la hipertensión arterial podría reducir el riesgo de desarrollar demencia. Los autores piensan que los efectos beneficiosos sobre el flujo sanguíneo en el cerebro podrían explicar parte de este efecto.
Se trata de un estudio, entre varios, que utilizan esta técnica de RM para investigar los efectos del tratamiento sobre el flujo sanguíneo en el cerebro, por lo que complementar la investigación es de carácter fundamental. Asimismo, el escaso número de participantes de raza y etnia similares implica que los resultados podrían no ser aplicables a otros grupos de población.
“En el futuro, debemos averiguar si la mejora del flujo sanguíneo, especialmente en el hipocampo, se puede utilizar como tratamiento de apoyo para retardar la progresión de la enfermedad de Alzheimer, sobre todo en sus fases más tempranas”, afirmó el doctor Claassen.
Los coautores del estudio son los doctores Daan de Jong, Rianne de Heus, Anne Rijpma, A. Rogier Donders, Marcel Olde Rikkert, Matthias Günther, Brian Lawlor y Matthias van Osch. Los conflictos de interés de los autores están en el artículo.
El estudio principal fue financiado por el Séptimo Programa Marco de Investigación de la Comunidad Europea y este subestudio recibió financiamiento de la Alzheimer’s Drug Discovery Foundation y la Sociedad Holandesa de Alzheimer.
Recursos adicionales:
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