Las oficinas del ex presidente Bill Clinton le cuestan a los contribuyentes casi 450.000 dólares al año; George W. Bush gasta 85.000 dólares en llamadas telefónicas y 60.000 en viajes, y Jimmy Carter eroga 15.000 dólares anuales en correo. El gobierno paga todo.
Uno de los clubes más exclusivos del mundo tiene un costo igualmente exclusivo, de casi 3,7 millones en el 2012, de acuerdo con un reporte del Servicio de Investigaciones del Congreso. Ese total es lo que el gobierno federal se gastó el año pasado en los cuatro ex presidentes vivos y una viuda presidencial.
El más costoso de la lista en el año fue George W. Bush, con poco más de 1,3 millones de dólares.
Bajo la Ley de Ex Presidentes, los inquilinos previos de la Casa Blanca reciben una pensión anual equivalente al salario de un secretario del gabinete -unos 200.000 dólares el año pasado— más 96.000 dólares anuales para personal de oficina. Los contribuyentes pagan también otros gastos, como prestaciones del personal, viajes, espacio de oficina y timbres postales.
Los 3,7 millones de dólares del 2012 son aproximadamente 200.000 menos que en el 2011, y la suma del 2010 fue aún más alta. Aun así, es apenas una gota comparada con los billones de dólares que el gobierno federal se gasta cada año.
De todas formas, como los ex presidentes cobran enormes sumas por libros, discursos y otras actividades, el informe genera interrogantes sobre si el gobierno debería proporcionarles subsidios tan generosos en momentos en el que los recortes de gastos y el déficit están forzando a los legisladores y agencias federales a buscar formas de disminuir gastos.
Los presidentes salientes reciben además ayuda extra en los primeros años tras dejar el cargo, una razón por la que los gastos de Bush fueron mayores que los de otros ex presidentes. Bush recibió casi 400.000 dólares por una oficina en Dallas de 743 metros cuadrados (8.000 pies cuadrados).