Turistas regresan tras paso de tormenta

Los turistas en Oahu y otros lugares populares de Hawái regresaron el sábado a las playas para continuar sus vacaciones en tanto que los habitantes hacían filas para votar en las elecciones primarias, un día después de que la tormenta tropical Iselle azotara las islas sin causar grandes daños. Sin embargo, una gran franja rural de la Gran Isla había cumplido más de 24 horas sin electricidad y registraba dificultades de tránsito debido al derribo de árboles que bloqueaban los caminos. Iselle tocó tierra el viernes en la mañana en la región baja de Puna, en la parte aislada suroriental de la isla, donde causó aguaceros, ventarrones y caída de árboles.

La zona, principalmente agrícola, es tan grande como la isla de Oahu y se amplía rápidamente debido a que la propiedad es asequible, pero dista de estar poblada como los destinos turísticos de Waikiki y Pearl Harbor. Parasoles, tablas de surf y kayaks regresaron el sábado a Waikiki Beach, pero el empleado de una tienda de surf, Sparky Barros, dijo que las ventas eran un poco bajas en comparación con un día soleado normal. El clima era húmedo y nublado en el popular lugar turístico y llovía de manera intermitente en Honolulu, aunque la gente salía a trotar, nadar y tenderse en la playa aunque la atención viraba ahora hacia el huracán Julio.

Según los pronósticos, la tormenta pasaría el domingo en la mañana a unos 257 kilómetros (160 millas) al noreste de las islas en su punto más próximo y permanecería el lunes cerca del estado. De regreso en la Gran Isla, Gene Lamkin está consciente de que si se vive en Puna, región selvática escasamente poblada, hay que estar preparados para la peor.

En el momento de mayor intensidad de la tormenta, unos 25.000 clientes se habían quedado sin energía. Aunque las previsiones para Julio y Agosto pueden cambiar rápidamente al parecer las tormentas sólo fueron un susto para Hawái en lugar de representar una amenaza significativa. Aunque careció de fuerza, Iselle fue la primera tormenta tropical en descargarse sobre Hawái en 22 años. Tras su paso, productores de café en la Isla Grande recorrieron caminos anegados para verificar el estado de sus cosechas.