Y nuestro rol como Padres

Nosotros, padres de familia, una vez que nuestros hijos llegan a su mayoría de edad y pueden dejar su hogar, ¿qué hombres o mujeres le estamos entregando a la sociedad?

El viernes 13 de noviembre, nuevamente toda la humanidad se estremeció por los terribles ataques perpetrados por 7 terroristas en varios puntos de la ciudad de Paris, Francia, donde murieron 130 personas y quedaron heridas más de 350.

Lo ocurrido en La Ciudad de la Luz, lo recibimos con gran dolor en nuestros corazones y con muchas interrogaciones en nuestra mente. Las víctimas eran personas comunes, como usted y como yo,  que después de una larga jornada laboral o de estudios, o como visitantes, decidieron simplemente pasar un momento agradable, esa noche en algún café, restaurante, estadio de futbol, o sala de conciertos.

A mi juicio, tales sucesos, no es una situación propia de los parisienses o de conflictos entre naciones donde se pone entre dicho el extremismo de una religión o la postura editorialista de una revista satírica. Es responsabilidad de todos, lo leyó bien, porque todos formamos parte de una sociedad, y como tal todos somos responsables de estos y otros acontecimientos tan oscuros que quedarán grabados en la historia.

Algunos de nuestros lectores asombrados pueden preguntar: “¿pero por qué, si yo soy una persona buena, además eso ocurrió en otro continente, muy lejos de donde vivo?”

De acuerdo, pero esas personas, autores de esta barbarie, y a quienes nos los presentan en diferentes medios una y otra vez hasta el cansancio, unos con una sonrisa sínica y otros inclusive con un aire hasta “angelical”, podríamos decir, pero de corazones perversos, no surgieron de la nada, eran parte de un grupo social,  de una comunidad y de una familia.

Y para sorpresa de muchos, estos terroristas que fríamente cometieron dicha barbarie eran muy jóvenes, sus edades oscilaban entre los 20 a los 31 años.   Algunos de ellos, todavía llevaban consigo el “olor a hogar”. Y para muestra basta un botón. El hermano de uno de éstos, en entrevista para los medios franceses decía, palabras más, palabras menos, refiriéndose a su hermano: “Estamos preocupados por él, no sabemos dónde está escondido y si tiene hambre”. Entonces, yo me pregunto, ¿dónde estaban sus padres, en qué estaban ocupados que ignoraban lo que sus hijos estaban tramando?

Por lo tanto, mi reflexión en este espacio es sobre nuestro rol como padres de familia. ¿Cómo hemos llevado la educación de nuestros hijos, desde sus primeros años de vida,  hasta ya de jóvenes? ¿Qué hombres o mujeres estamos formando en el seno de nuestros hogares? ¿Cómo nos hemos dirigido a ellos, los tratamos como personas que son, o los ignoramos permitiéndoles que su mirada y su atención la dirijan hacia otro lado buscando a alguien que los tomen en cuenta?

¿Qué valores les estamos inculcando? Respeto a los demás, tolerancia en la manera de pensar de cada individuo. Honestidad, rectitud. ¿Nosotros mismos predicamos con el ejemplo, dándoles respeto a ellos mismos?

De pequeños, ¿los corregimos o los violentamos? ¿Nuestras palabras al corregirlos, son pausadas y firmes quedando claro por qué estuvo mal su proceder, o  son gritos desesperados de padres frustrados que inclusive utilizando palabras “anti sonantes”,  lo único que se logra es dañar lo más profundo de sus sentimientos?

Y en vez de hacer de ellos niños fuertes y seguros de sí mismo, les empezamos a formar un espíritu débil, provocando de esta manera que más tarde, deseen huir de nuestro lado, buscando refugios falsos en amistades no gratas que los conducirán por senderos peligrosos.

Por lo tanto, ¿qué le entregamos, nosotros padres de familia, a la sociedad? ¿Ciudadanos comprometidos para construir su país en algo mejor, o ciudadanos resentidos, que huyen del hogar porque la vida en sus casas es un infierno y de esa misma forma van a ver siempre su entorno social?

Alguien diría: “Pero por eso toda persona tiene ‘el libre albedrío’, y yo no soy responsable de lo que haga mi hijo”. En mi criterio, si lo somos.  ¿Qué enseñanza le hemos dado mientras está en el seno del hogar, en esa casa donde, de hecho, él o ella se debe sentir confortable, abrigado, apapachado, guiado por el correcto camino?

O pertenecemos a ese grupo de progenitores  que mucho antes de que sus hijos cumplan su mayoría de edad, no ven la hora de éstos se vayan de la casa, y peor aún, se los están repitiendo constantemente, al grado que dichos jóvenes no teniendo otra opción, y sin la suficiente preparación, se ven motivados por mensajes falsos de depredadores en las redes sociales, que lo único que pretenden es atraparlos en sus telarañas nocivas.

Y con ésto concluyo: ¿Les hemos dado, o les estamos dando a nuestros hijos los elementos necesarios y correctos para que convivan en armonía y tolerancia con los demás y formen parte de la solución y no del problema en el mundo que les está tocando vivir, y mejor aún, y que en el futuro sean ellos mismos un buen ejemplo para sus propios hijos?

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