En la antigüedad los pueblos vivían cotidianamente con el concepto de la muerte. Tanto para niños como para adultos era normal ver y saber de muerte
|Alexis Maldonado Miniondas
En la antigüedad los pueblos vivían cotidianamente con el concepto de la muerte. Tanto para niños como para adultos era normal ver y saber de muerte. Se hacían conscientes desde temprana edad que es parte de la vida morir, en cualquier día, en cualquier época del año, en cualquier momento. Cuando vivimos en contacto con la muerte, no le tememos.
Quizá por eso nos cuesta tanto hoy en día la muerte. Morir en nuestros hábitos, morir en nuestras ideas, morir en nuestras relaciones, morir a nuestra niñez, morir a nuestra adolescencia, morir a nuestra juventud, morir a nuestro trabajo y retirarnos a disfrutar la vida sin un horario fijo de trabajo, ¡no a morir como mucha gente cree!, entre otras cosas.
Ahora vivimos tan temerosos de morir y generando una desconexión en mayor o menor grado de nosotros mismos que nos hemos creado una ilusión colectiva de que morir está mal. La muerte no es para mí, si puedo manipular todo a mí alrededor incluyendo mi propio cuerpo para que no se refleje ningún deterioro como resultado de la muerte. Pero ¿qué hay de las relaciones, de los ciclos?
Necesitamos aprender a como morir en nuestras relaciones de otra forma cómo comenzamos de nuevo. Como soltar a alguien que ya no esta con nosotros, que cambio de rumbo su vida o que ya no esta con nosotros porque cambio. Ya no es la misma persona y aunque por fuera luce igual si algo dentro cambio ya no es la misma persona y tenemos que encontrar la forma de tener una nueva relación con esa persona. Pero esa ilusión que queremos crearnos de que todo lo controlamos y nada cambia, nos lleva a caminar en círculos pisando una y otra vez sobre el mismo lugar hasta reblandecer el piso y generar lodo en el que nos hundimos mientras mas vueltas damos. Al final sólo nos quedan relaciones estropeadas, dañadas, enlodadas.
Se dice que vivimos dormidos, en el maya (el mundo de la ilusión), como niños no queremos despertar de nuestro mundo de fantasía, aunque seguir encadenados a relaciones o situaciones muertas nos duela más. Sin embargo siempre tenemos la oportunidad de tomar conciencia de esto y decidir cerrar ciclos, cerrar relaciones o cambiar de acuerdo a las nuevas circunstancias. Todo es cambio pero nadie que no quiera ser cambiado cambiará, no pierdas es tiempo ahí. Sólo podemos hacernos cambiar a nosotros mismos y podemos responder por nosotros mismos.
Aprendamos a morir para vivir por nuestro bien.