Se estaciona en Missouri por la muerte de joven afroamericano
La muerte de Michael Brown, un joven afroamericano de 18 años, por parte de un agente de la policía de Missouri ha generado una gran tensión entre los habitantes de la localidad de Ferguson.
En dicha población, cercana a Saint Louis, donde dos tercios de los residentes son afrodescendientes, las acusaciones sobre “perfil racial” por parte de la policía han calentado los ánimos. Y aunque en las últimas horas la violencia descendió, las protestas continúan en Ferguson, ante la negativa de las autoridades de revelar la identidad del agente que le disparó al chico.
Sin embargo, el jefe de la policía local, Thomas Jackson, asegura que el “riesgo de que el agente o su familia sufran algún daño sobrepasa el valor de revelar su nombre”.
El anuncio de que no darán a conocer la identidad del oficial y la falta de información sobre la autopsia han alimentado la desconfianza entre los manifestantes que desde el domingo por la noche protestan en Ferguson por la muerte de Brown.
En tres días, los disturbios han provocado más de 40 arrestos, saqueos, uso de gases lacrimógenos por parte de la policía y restricciones de vuelo sobre la localidad.
La gravedad del caso, que investigan por separado el FBI y las autoridades locales, llevó el martes al presidente estadounidense, Barack Obama, a pronunciarse públicamente sobre lo ocurrido y llamar a la calma.
Obama constató que “los eventos de los últimos días han dado lugar a fuertes pasiones”, pero instó a todos en Ferguson y en todo el país a recordar “a este joven a través de la reflexión y el entendimiento”.