Luis Arritola Miniondas/FarándulaUSA

Caifanes, Julieta Venégas, Ceci Bastida, Natalia Lafourcade, Hombres G, Enanitos Verdes, Tijuana NO y demás emblemas del rock en español, convocaron en The Observatory a miles de almas rockeras convirtiendo a la ciudad de Santa Ana en la capital de la rebeldía rockera, en la segunda sesión de La Tocada anual de La Superestrella

Las camisetas de Jaguares entraron en franca competencia contra las camisetas de Caifanes en una tarde llena de música, rock y cerveza corriendo a raudales, al realizarse por segundo año consecutivo el Festival de Rock en Español más prendido de la Costa Oeste de Gringolandia, a la que llegaron incluso legiones enteras de fans y groopies procedentes de zonas tan distantes como el Norte de California, Nevada y Arizona, para escuchar en vivo a toda una pléyade de estrellas del firmamento rockero entre las que destacó la principal banda de México, Caifanes, que cerró con electrizante potencia y recordatorios familiares a Donald Trump.

Fue una noche de Luna Llena que los Hombres G aprovecharon para entonar acompañados de la voz unificada de 10,000 almas el himno generacional «Hombre Lobo en París», no sin antes pedir «Devuélveme a mi chica»  exigiendo «¡Sufre mamón!». Esa noche de sábado para amanecer en domingo, y en consonacia cósmica con la noche de lobos, la Luna Llena de Septiembre experimenta como cada año el Eclipse de Luna Roja de Sangre, visible del 27 al 28 de septiembre. Ocasión propicia para un furioso pleito amoroso, la famosa reconciliación y una apasionada noche de amor.

La jornada rockera organizada por la estación radial La Superestrella 107.1 FM y patrocinada por Heineken, contó con tres escenarios y un ring de lucha libre en la que corrió sangre, sudor y lágrimas en aguerridos encuentros de máscara contra cabellera con Blue Demon, Rayo de Jalisco y Pirata Morgan entre otros feroces gladiadores del cuadrilatero mexicano.

En el Stage B empezó el maratón rockero Sergio Arau, líder de Botellita de Jerez y el papá de toda la generación subsiguiente de rock mexicano, escenario en el que también hicieron acto de presencia Rubén Albarrán, voz cantante de Café Tacuba, cerrando con la fabulosa presencia, extraordinaria voz y magníficas líricas de Natalia Lafourcade quien va con ‘Hasta la raíz’ por 5 Latin Grammies este 2015.

En el Stage C Mariel Mariel y Mon Laferte fueron teloneras de Ceci Bastida quien con su performance cerró este scenario, no obstante se dio tiempo para compartir en el Stage A con su gran carnala y compinche musical Julieta Venegas, con quien hizo dueto y mancuerna a Todas Margaritas que fue un regalo, verdadero bonus para los amantes del género de los sonidos eléctricos y letras que no se andan por las ramas, aunque con toques poéticos que rayan en la genealidad.

Lo más destacado de La Tocada de La Superestrella fue transmitido en las ondas etéreas del área de Los Angeles, sintonizadas por el 107.1 del cuadrante de la FM el domingo de 8pm a 12 am

En el Stage A, montado al aire libre en espacio abierto de The Observatory (que sigue luciendo el letrero ‘The Galaxy’ de su vieja marquesina), los toques eléctricos fueron iniciados por Tijuana NO, ya en su tercera vuelta de tuerca, entonando su clásico «Pobre de ti», otro himno generacional salido de las calles de TJ.

El sonido violento de vientos y metales de la banda Inspector sembró la duda y cimbró a toda Santa Ana, haciendo que el temblor y retumbido de las trompetas, trombones y saxofones se escucharan hasta Costa Mesa, Anaheim e Irvine provocando al baile como anticipo de los que vendría después con Los Amigos Invisibles, que se dejaron ver con «La que me gusta», unas que otras «Mentiras» de las que acostumbran, y en fin, «Yo no sé».

Los Enanitos Verdes calentaron el ambiente y crearon la atmósfera propicia con su «Lamento Boliviano», sus vuelos de «Mariposas», sus «Amores Lejanos», y una que otra «Tentación», para congregar a todos los sueños rockeros alrededor de la fogata encendida con copal  por el ensamble de los que «Caen Fain», los Jaguares del advenimiento del Sexto Sol, los chamanes del rock que se escribe con la letra «ñ.

Los Caifanes, los que «Caen Fain», las otrora Insólitas Imágenes de Aurora, iniciaron el ritual, condujeron la ceremonia mística-musical, consagrando con cerveza y tequila la reunión de noche de Luna Roja, invocando a la Paz en medio de tanta animadversión contra el latino en los Estados Unidos en tiempos pre-electorales por la presidencia de Gabacholandia. «¡Que ch… Trump, a nombre de todos los presents!», sentenció repetidamente Saúl Hernández, Caifán mayor y líder de la emblemática banda de rock mexicano que amalgamó al fino y distinguido público ahí reunido en un muégano colectivo que con rechiflidos se sumó a la mentada al Trump.

A un año exacto de la noche del 26 de septiembre de 2014 tampoco se olvidó a los ausentes, aquellos estudiantes de quienes se sintió su vacío en medio de tanta multitud, normalistas anhelosos de justicia de quienes se extrañó sus pasos y sus gritos entre el bullicio de tanta gente, hicieron falta su rebeldía, su canto y su respiración agitada: «¡Nos faltan 43, vivos los llevaron de Ayotzinapa y vivos los queremos!», exclamó Saúl Hernández seguido del clamor colectivo.

La música de los Caifanes prosiguió: La virtuosa guitarra de  Alejandro Marcovich, el bajo de Sabo Romo, la batería de Alfonso André y los teclados de Diego Rivera, conjuraron en voz y guitarra de Saúl Hernández el recordatorio de que «La vida no es Eterna», memoria lanzada «Antes de que nos olviden» en el día exacto de un «Miércoles de Ceniza». Líricas del adentro y el «Afuera», del lado izquierdo de la vida, el lado del corazón, «Para que no digas que no pienso en ti», mi «Negra Tomasa».

Líricas extraídas de lo profundo del inmenso lago del inconsciente colectivo del mexicano, del grito que es una súplica: «¡Mátenme porque me muero!»,… trozos de la carta de navegación del marinero extraviado en el mar de la existencia, guiado tan solo por la Luna Roja de Septiembre.

 

Fuente: Miniondas/FarándulaUSA

Foto: Luis Arritola Miniondas/FarándulaUSA