¡Sobrinos aquí seguimos! Ahora recibí una carta muy interesante de Ernesto. Él nos cuenta que está cansado de lidiar con la gente y especialmente con la familia de su esposa porque es ella quien trabaja y él se queda en la casa a manejarla y a ver a los niños. Ya hasta ha llegado al punto de casi pelearse por ese motivo.
Este es un caso poco común, usualmente el varón es quien sale a trabajar y la mujer quien se queda en casa a crecer a los chicos. Ernesto nos cuenta que él y su esposa tuvieron muchas pláticas antes de llegar a tomar esa decisión de común acuerdo porque ella gana definitivamente más dinero que él y necesitaban que uno se quede en la casa a atender a los niños y a administrar de la casa.
La dinámica de la economía de estos tiempos nos ha llevado en muchos casos a invertir los roles usuales de la pareja y si funciona para la familia, pues funciona y está bien. El problema de esto es lidiar con las miradas y los comentarios afuera del núcleo familiar, al única forma es dándose apoyo el uno al otro para limitar a la gente cercana con lo que dicen para que los respeten en lo que, ya de por si, a ustedes les costó trabajo decidir. Que lo externo nos los haga perder la estabilidad que han alcanzado y a seguir avanzando en que haga falta.
Felicidades Ernesto por la valentía de sostener el estilo de vida que le funciona a su familia y los mantiene unidos.
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