Por: Luis Arritola
El pasado y el presente del Condado de Orange dialogan entre si tendiendo puentes entre las generaciones. El tiempo se detiene por un momento y nos regresa en un vuelo de la memoria a épocas recientes pero que ya se han ido, dejándonos sin embargo destellos de lo que fue y de la manera en que se vivió aquí mismo, por donde caminamos todos los días.
Localizado en el centro de Santa Ana, a espaldas del parque Centennial, el Heri-tage Museum of Orange County preserva el escenario natural de Orange County –un trozo de lo que fue-, utensilios y herramientas de trabajo agrícola ya oxidados, un par de esplendidas casas de la época victoriana, una de ellas –la Kellogg House- con su mobiliario completo de fines del siglo 19, y la Maag House, que está en proceso de rehabilitación museográfica, pero que en su muro frontal expone la historia de la segregación racial en las escuelas públicas de Orange County durante la primera mitad del siglo pasado.
El museo tiene también bellos jardines adornados con los frutos de árboles de cítricos y espectaculares pasi- llos que son utilizados en la actualidad para celebrar bodas y recepciones sociales. El lugar se presenta como “La gema escondida de Santa Ana”, y se oferta para realizar allí las reuniones mensuales de la junta directiva de empresas privadas y de organizaciones no lucrativas; para realizar cenas de reconocimiento, galas anuales o una íntima boda en una atmosfera en la que los participantes exploran y experimentan “la vida de la época de antaño”.
La casa Kellogg fue diseñada en 1898 por Hiram Clay Kellogg, y removida completamente en 1980 de su sitio original para instalarse en su sitio actual sobre Harvard Street, para ilustrar a un promedio de 20 mil niños al año, de lo que fue la era Victoriana en Orange County.
La experiencia de imaginar la forma de vida en una opulenta casa que fue la vivienda de tres generaciones de la familia Kellogg , y que refleja la forma de vida de centenares de familias de Orange County hace más de un siglo, a través del mobiliario de su casa y de los objetos personales que utilizaron para su vida cotidiana quienes la habitaron por tres cuartos de siglo, es incomparable.
Mención aparte merece la casa Maag, edificada en 1899 por John Anton Maag, que fue relocalizado de su sitio original en el Fairhaven Memorial Park en 1982. Pensada para una familia grande de 10 hijos, tenía siete dormitorios pero un solo baño, lo que nos debe hacer imaginar la fiesta matutina y ruidero en esa casa todas las mañanas al prepararse para ir a la escuela y el trabajo.
Mientras espera ser restaurada en sus interiores para convertirse en el Museo de Historia Regional, en una sección de su fachada muestra un mural interactivo e- quipado con sonido a través de audífonos, que narran la oscura etapa de las escuelas mexicanas en Orange County, una ominosa página de la historia de segregación racial en Orange County.
Memories of Mexican Schools: La escuela de los piojosos
Formalmente le llamaban “Mexican schools”, pero coloquialmente se les llamaba “la escuela de los piojosos”, según testimonian muchos residentes de Orange County que asistieron a esas escuelas en aquellos tiempos, incluida la familia Méndez, que en 1945 retó en corte la ilegalidad de la segregación racial en las escuelas de California, en Orange County en particular.
Lo curioso del sistema escolar de “separados pero iguales”, que justificó la segregación racial en las escuelas, es que no fue diseñado necesariamente por miembros del Ku-Kux-Klan ni por los departamentos de policía con políticas abiertamente racistas y anti-mexicanos, que abundaron ope- rando abiertamente en la primera mitad del siglo 20 por toda California, sino por los educadores mismos, maestros funcionarios de las escuelas públicas que decidieron, en los años 1910’s-1930s’s, crear escuelas separadas para los niños de ascendencia mexicana.
Quienes apoyaron la se-gregación en las escuelas alegaron que los niños mexi- canos no podían hablar en inglés, tenían poca higiene y aprendían más lentamente que los niños anglo. Insistían en que los niños de las escuelas mexicanas necesitaban ayuda extra para construir “su lugar” en la sociedad americana.
Se hicieron escuelas separadas y desiguales para los mexicanos: Sobrepobladas, con libros caducos, maestros que recibían menor paga que las escuelas regulares, y un currículo que los preparaba para ser los sirvientes de la sociedad americana, enfatizando sus habilidades para el trabajo del campo o como trabajadores domésticos, para ocupar “su lugar” en la sociedad asignado por el sistema educativo.
Se localiza en el 3101 WestHarvard St. en Santa Ana, California. Informacion llamando al 714.540.0404, o visitando www.heritagemuseumoc.org.