¡Hola, hola, hola! Brincamos de los hijos a los adultos. Esta vez una señora me dejo entrar a su mundo y me habló de su vida. ¡Que señora, la señora Josefina! Luchona, trabajadora, optimista, emprendedora, soñadora, una persona que no se raja. Lo malo es que no todo le ha pintado bien y gran parte de su vida la ha dedicado a trabajar. Ella está conforme con eso y ni siquiera se queja, entonces ¿Cuál es el meollo del asunto?
¡Que ella quiere estudiar! Se quiere seguir preparando y sólo ha recibido un rotundo ¡estás loca! de su familia. Todos le dicen que mejor ya se dedique a cuidar a sus nietos, cuando ella les ha dado su amor, tiempo y apoyo a todos. Curiosamente, el hijo que la apoya ha sido el hijo más rebelde por eso nadie quiere tomar en cuenta que él si está de acuerdo en que ella haga lo que su corazón le dice.
Uno puede pensar, Doña Josefina ¡usted déle pa’adelante y ya! Pero ella realmente sufre porque como ella dice, yo he trabajado por mis hijos siempre y es duro no contar con el apoyo de ellos. La realidad es que los papás no son de nuestra propiedad sólo porque parezca que ya no tienen nada interesante que hacer o que dar a los demás y entonces queremos que nos ayuden con los hijos y no sólo eso, muchos piensan que es su obligación quedarse con ellos y educarlos.
¡Que perdidos estamos! Después de tanto, nosotros estamos para ofrecerles nuestro respeto y así honrar a nuestros padres, reconociéndoles que ya nos dieron su herencia através de sus enseñanzas, de su amor, de su dedicación, de sus valores, de su manutención, ¿qué más queremos? Lo demás que nos den es ya un regalo extra.
La Receta
La receta para hoy es reservar un día para nuestros padres, preparar una mesa bonita, cocinarles su platillo preferido, ¿no saben cual es?
¡Pregúntenle! No hay tiempo…bueno al menos darles una parte del día solo para ellos, hacerlos sentir amados. De postre, pues compartan un postre con ella, él o ellos, unos abrazos y besos para cerrar con broche de oro y unas palabras de reconocimiento, nunca están demás.