Es triste, muy triste, pero no se que hacer y no se cómo manejar las cosas sobre todo ahora que ya están grandes. Mis hijos parecen Caín y Abel. Pedro es comprensivo, paciente, tenaz, es consciente de las situaciones de la casa, se cuenta con él. En cambio Esteban esta todo el tiempo enojado, me contesta grosero, sólo le importan sus cosas, entra a algo y lo deja, pedirle que participe con cosas de la casa es casi imposible.

 

Yo quiero a mis hijos pero es muy difícil lidiar con ellos y yo veo que entre Pedro y Esteban la distancia y la rivalidad cada vez crece más. Su papá se pelea tanto con ellos que ha optado por no decirles mas nada a ninguno, así que me toca a mi batallar con todo lo que se genera entre ellos.

 

Sobrinos, así abrimos el día de hoy la columna. Pareciera sólo una historia pero es una situación que a menudo pasa en las familias. De hecho es muy común que exista por un tiempo una cierta rivalidad entre hermanos, pero también es usual que en algún punto se resuelva de una manera sana. Aquí lo importante es que no siga creciendo a tal punto de destruir por completo la relación y de paso la familia.

 

Aquí hay un detalle a resaltar, y es que muchas veces son los mismos padres quienes crean esa rivalidad ente hermanos, aun sin darse cuenta. Estela comenta que ella le dice a Esteban que debería de ser como su hermano, lo hace en su desesperación de que su hijo se de cuenta que ella piensa que así serian más fácil las cosas. ¿Qué escucha Esteban? Perdí. La opinión de las personas más importantes en mi vida, su papá siempre le dijo lo mismo, es que mi hermano es mejor que yo. Para muchos hijos es muy difícil superar eso y simplemente tratan de desaparecer al que es considerado “mejor” ignorándolo, burlándose, tratando de que todo les salga mal, no haciendo equipo con él, ¿y si todo eso falla? Pues se van al lado opuesto y se convierten en los “malos”. Todo esto ocurre gradualmente y casi siempre de forma inconciente.

 

Sólo digo, papás los parámetros lo pone ustedes, pongan atención a los mensajes que les están enviando a sus hijos. Estela aun es tiempo de hablar con Esteban y reconocer que no se manejaron el todo bien como papás. Reconózcanle lo positivo que él tiene y denle un lugar en la casa, logren tratarlo con amor para que él pueda responder en esos términos. Es un camino largo pero se puede.

 

¿Te identificas? ¡Cuéntanos de ti! latialechis@miniondas.com


 

LA RECETA DE HOY

Tengo un hijo bueno y un hijo malo

¡Galletas vainilla-chocolate para alegrase!

Unas galletas recién horneadas para tener una buena conversación.  Se necesitan 500 g de harina, 250 g de azúcar, 100 g de mantequilla, 1 cucharadita de extracto de vainilla, 30 g de cacao en polvo y 1 huevo.

Se bate la mantequilla hasta acremarla, se añade azúcar y más tarde se agrega la yema de huevo y se termina de mezclar. Se divide la mezcla a la mitad y a una parte se le pone la vainilla y se hace una bola. A la otra mezcla se le pone el cacao en polvo y se hace una bola con la pasta. Se envuelven en papel transparente y se dejan reposar 30 minutos en el refrigerador.

Se sacan las bolas del refri y se aplanan por separado con un rodillo y harina, una vez que estén casi del mismo tamaño, se monta una encima de la otra y se pegan poniendo una capa fina de huevo entre ellas con una brocha. Se colocan en una charola poniendo una hoja de papel del hornear por debajo y la otra por encima. Se cortan en cuadros o triángulos y se hornean unos 12 minutos a 250º F.

¡A disfrutar!