Donald Trump se convirtió en el presidente número 45 de Estados Unidos tras jurar el cargo con la mano en la Biblia, ante el titular de la Corte Suprema de Justicia, el juez John Roberts, en la ceremonia que se realizó en las escalinatas del Congreso.

Trump, en su primer discurso como presidente, tras jurar por el cargo, dijo que hoy «no se transfiere solo el poder de un partido a otro» sino que el poder pasa «de Washington al pueblo».

Trump prometió en su discurso de investidura que unirá «al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical» y lo «erradicará completamente de la faz de la tierra».

Cerró su discurso inaugural usando la frase que le encumbró en campaña y aseguró que «juntos, haremos Estados Unidos grande de nuevo».

Mike Pence había jurado minutos antes, como nuevo vicepresidente de EEUU ante el juez de la Corte Suprema, Clarence Thomas, y sobre la Biblia de la familia del expresidente Ronald Reagan, en la ceremonia oficial ante el Capitolio.

La ceremonia comenzó con la presentación de los invitados ilustres, entre los que se cuentan también los expresidentes George W. Bush y Bill Clinton, junto a sus esposas Laura y Hillary, quien precisamente fue la rival de Trump en las elecciones del 8 de noviembre y salió derrotada por el magnate.

Horas antes, Trump había llegado a la Casa Blanca junto con su esposa, Melania, donde se reunió con Barack y Michelle Obama antes de partir todos al Capitolio para la ceremonia de transmisión de mando.

Trump, acompañado por el vicepresidente electo, Mike Pence, y la esposa de este, Karen, acudió a la Casa Blanca para tomar un té protocolario tras asistir a un servicio religioso en una iglesia frente a la residencia presidencial.

Barack Obama y su esposa, Michelle, aguardaron al matrimonio Trump, que llegó en un vehículo blindado negro, en la entrada de la Casa Blanca.

Los dos matrimonios dialogaron brevemente y posaron para las cámaras antes de entrar a la Casa Blanca. Se les vio a todos sonrientes, Trump con una corbata roja y Obama en tonos azules. Melania Trump entregó un presente a los Obama.

El todavía presidente electo amaneció el viernes en la Blair House, una mansión ubicada muy cerca de la Casa Blanca y destinada a hospedar a jefes de Estado en sus visitas oficiales a Washington.

Trump, junto con su esposa y familia, el vicepresidente, Mike Pence, y miembros de su equipo inició el día en que será investido presidente de Estados Unidos con la asistencia a un servicio religioso en una iglesia frente a la Casa Blanca.

Trump recorrió en un vehículo blindado la distancia que separa la Blair House (residencia para invitados distinguidos del presidente) de la iglesia episcopaliana de St. John’s, donde tradicionalmente el presidente estadounidense acude a misa.

Normalmente esa pequeña distancia es recorrida por los mandatarios estadounidenses a pie, aunque las fortísimas medidas de seguridad que rodean los actos del martes y la lluvia podrían haber llevado al Servicio Secreto a inclinarse por la comitiva a motor.

El acto religioso inició las celebraciones de investidura presidencial, que tendrán su momento central con la jura este mediodía del cargo en las escalinatas del Capitolio.

Unos 28,000 miembros de diferentes cuerpos de seguridad formaron parte desde primera hora del masivo dispositivo que hizo de Washington un fortín con barricadas a lo largo de un extenso perímetro para evitar ataques de «lobos solitarios» con camiones como los de Niza, en Francia, y Berlín.

Se esperaban que unas 900,000 personas en la capital estadounidense para presenciar la asunción de Trump.

Entre ellas, decenas de miles de manifestantes que auguran una de las investiduras presidenciales más conflictivas que se recuerden.

El movimiento Dirupt20J, por ejemplo, espera congregar 100,000 opositores para bloquear el acceso a los invitados a los bailes presidenciales y a los puntos de acceso al desfile inaugural de Trump y la flamante primera dama, Melania.

¿Seguirá adelante Trump con su propuesta original de vetar temporalmente la entrada de musulmanes en Estados Unidos, o se atendrá a la revisión de «filtrado extremo» de los posibles inmigrantes?, se pregunta un analista de AP.

¿Presentará un plan para dar seguro médico a todos los estadounidenses, o se aliará con los republicanos en el Congreso que tienen la más modesta aspiración de sustituir la ley de seguro médico de Barack Obama? ¿Entrará en una carrera armamentística con Rusia, o intercambiará el alivio de sanciones con un acuerdo para reducir el arsenal nuclear de ambos países?, según AP.

Resulta imposible saberlo en función de todo lo que dijo Trump durante su rompedora campaña, y de las promesas que hicieron él y su incipiente equipo de asesores durante el periodo de transición.

Trump ha convertido en un activo el misterio sobre sus intenciones, y sus asesores han reprendido en ocasiones a los periodistas por tomarse «tan al pie de la letra» todo lo que dice su jefe.

Pese a su victoria en las elecciones, Trump llega a la Casa Blanca como el presidente más impopular en cuatro décadas, según varios sondeos. Una encuesta del Pew Research Center publicada la víspera de la investidura determinó que el 86% de los estadounidenses cree que el país está más dividido en el plano político que en el pasado, la cifra más alta desde la primera vez que se introdujo la pregunta en los sondeos en 2004, de acuerdo a un cable de AP.