Un emotivo ultimo adois

 

Múltiples recuerdos se agolparon entre quienes acudieron a decir adiós al oficial José Vargas, fallecido el pasado viernes 26 de abril a los 77 años de edad. Fue conocido como el “Policía mojado”, según el corrido que le escribió el poeta local Lino Espino, leído por el autor durante el funeral realizado el viernes 4 de mayo en el Fairhaven Memorial Park de Santa Ana, en honor a quien en vida prefirió referirse a si mismo con el lema “Americano por elección”.

El oficial Vargas, como fue conocido por la población hispana de Santa Ana durante las décadas de los 70s. a 90s., tuvo una historia personal que inspiró a muchos y que fue recordada por amigos suyos como Zeke Hernández, Guadalupe Mata y Amin David. De origen humilde emigró joven a los Estados Unidos para mejorar su precaria situación y vida con pocas oportunidades, y como muchos otros trató de cruzar la frontera Norte hasta lograrlo, siendo detenido y deportado quince veces.

Una vez en California trabajó de lo que había. Recolectó basura en un camión por 10 años, tiempo que aprovechó para estudiar inglés y llegar a la conclusión de que, para alguien con su pasado de limitaciones convertirse en oficial de Policía sería un logro y un ejemplo para los demás de su misma condición y antecedente social, para quienes son como él. Ser policía fue para el oficial Vargas su “sueño americano”.

Eran años difíciles, de mala relación entre la policía y la comunidad hispana, años de altas cifras de muertos por la violencia pandilleril. Allí fue donde entró el oficial Vargas, como oficial de relaciones humanas primero en las ciudades de Stanton y Anaheim, luego en Santa Ana. Y fue su mayor logro y acierto, hablarles a los latinos que pueblan el condado de Orange en sus propios términos, con su propio lenguaje, usando sus mismas palabras.

Si alguien sabía “como corre el agua”, ese era el oficial Vargas. En Santa Ana lo buscaban constantemente para resolver cualquier tipo de problema con la ley, por lo que se hizo experto en explicar como funciona el sistema, educando sobre situaciones que en países latinoamericanos no repre- sentan mayor problema, como pelearse con la esposa o el marido, que aquí pueden terminar frente a un juez perdiendo la custodia de los hijos. ¡Sea por Dios! fue su famosa frase para los que, aun advirtiéndoles, se meten en líos con la ley.

Usó los medios que pudo, yendo a reuniones comunitarias, ferias de salud, juntas escolares, fiestas del 4 de Julio, Cinco de Mayo o Fiestas Patrias, y los medios impresos y la T.V., educando a los padres sobre la parafernalia que se usa para consumir drogas ilegales, los trucos que los timadores usan en las calles para estafar incautos como los boletos falsos de lotería y el juego de “donde quedo la bolita”, o mostrando la gama de armas blancas y de fuego confiscados en las calles. Vargas fue el rostro visible de la Policía de Santa Ana en una época en la que las relaciones de la policía y la población atravesaban por muchas dificultades.